jueves, 12 de julio de 2012

Soñar mata


Primer acto, llega Hölderlin y escribe: “El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando piensa.”
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Segundo acto, llega Alfred de Musset y dice: “Hay que hacer de este mundo un sueño sin despertar”
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Tercer acto: Sarajevo. Treblinka. Rwanda. Roma ardiendo. Columbine. Kosovo. Siberia. Camboya. El Ku Klux Klan.
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Cuando me pongo mal –y me pongo mal con una periodicidad casi hormonal– procuro echar suficientes pestes sobre la Alemania romántica, que ha regado por el mundo la convicción épica y campestre de que soñar es un acto indiscutiblemente bueno y provechoso. No lo es. Soñar es necesario, es humano y es incluso imprescindible. Pero no es bueno. Ni malo. Es como el agua: está ahí todo el tiempo, a veces caliente y a veces fría. Dulce. Salada. A veces llueve sobre los campos, crece el trigo, pastan las vacas. Es lindo. A veces se mueve un poco, levanta una ola, llega a tierra y mata a 10,000 personas en cuatro minutos. Eso no. Tanto una cosa como la otra, Schiller la habría vuelto soneto.

Así es soñar. Es barro blando. A veces alguien sueña y funda Amnistía Internacional. Al lado otro lo hace, y funda Al-Jazeera. Uno sueña, escribe la Divina. Otro sueña, escribe el Mein Kampf.

Me carga ser categórico, pero hoy me lo puedo permitir un poco; me parece que la especie humana está bien dividida en los dos bandos que apunta George Bernard Shaw: por un lado, los que ven las cosas como son y se preguntan ¿por qué? Por el otro, los que sueñan todas las cosas que no han sido y se preguntan ¿por qué no?.

Claro que el primer bando no está constituido solamente por Magdalenas de la moralidad que se prodigan interminables golpes de pecho. No. También están los científicos y la ciencia, que bien vista constituye una de las formas más curiosidad e intrincadas del soñar. Pero me volví a topar con pared: el hombre aquel que patentó el Zyklon-B, o el Napalm, o la silla eléctrica ¿no era un científico también?

Hace un tiempo, entré a Google y teclee “I have a dream – speech” buscando el texto completo del discurso del Reverendo Luther King, con el propósito de citarlo en un artículo. Avancé unas páginas, rastreando varias opciones. Una de ellas me condujo a una página extraña. Detallaba con documentos y transcripciones del juicio a Charles Manson. En una de las declaraciones que dio en su celda, Manson se mostró extrañamente lúcido y tranquilo. Pero se negó a responder preguntas. En cuanto tuvo oportunidad de hablar, comenzó a pronunciar una larga y memorizada disertación que comenzaba: “You know? I had a dream.”
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You may say i´m a dreamer.
But i´m not the only one.
I hope one day you´ll join us.
And the world will be as one.

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